Gracias a los sentidos nos comunicamos con el mundo. Podemos carecer de alguno de ellos, pero si es así, se produce una inevitable desconexión con el exterior. El olfato se ha considerado siempre el más bajo de los sentidos, del que se puede prescindir más tranquilamente porque altera nuestra percepción en menor medida que la vista o el tacto.
Puede ser cierto, aunque sin olfato seríamos privados de ciertas emociones. Cuántas veces un aroma nos ha traído el recuerdo de alguna persona o de una época pasada de nuestra vida. Esto es debido a que, de todos los sentidos, el olfato se caracteriza por ser el más rápido en poner a funcionar nuestro cerebro, transportándonos a un mundo de emociones y de sentimientos distinto y más profundos, que el que nos sugiere la visión de una imagen o la percepción de un objeto. Por tanto, el perfume existe desde que existe el sentido del olfato. El hombre aprendió desde sus orígenes, a distinguir un "buen olor" de un "mal olor", aunque naturalmente no comenzó a experimentar con los aromas hasta mucho más tarde.
"Lo más importante en la audacia es saber hasta donde ir demasiado lejos" Jean Cocteau
Algunos describirían Francia como la máxima represen- tación de la filosofía "art de vivre", lujo, grandes vinos, una apasionante gastronomía, cultura... Otros hablarían de su espíritu crítico, con una gran libertad de expresión que en ocasiones roza la provocación, la controversia... Por tanto, no debería sorpren- dernos que, G’vine, Gin de France, fuera creada en un entorno creativo floreciente, donde el espíritu es libre y la audacia son los reyes del lugar, donde la individualidad es respetada y diversificada, donde lainnovación puede convivir con la tradición.
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